La bailarina mexicana Elisa Carrillo Cabrera hizo historia. Fue nombrada directora de la escuela de ballet John Cranko en Stuttgart, Alemania, una de las academias más prestigiosas del mundo en la formación de bailarines de ballet clásico. Su gestión comenzará en enero de 2026, cuando sustituya al actual director, Tadeusz Matacz, quien ha liderado la institución durante más de 27 años.
Su nombramiento como directora de la Escuela John Cranko representa un reconocimiento a su talento, disciplina y dedicación a la danza. En este nuevo rol, Carrillo tendrá la responsabilidad de formar a las futuras generaciones de bailarinas y bailarines, y de continuar el legado de la escuela.
La comunidad artística recibió la noticia con entusiasmo, destacando que su liderazgo fortalecerá los lazos culturales entre México y Alemania. “Estoy encantado de que hayamos encontrado una excelente sucesora en Elisa Carrillo Cabrera y esperamos trabajar con ella en el futuro”, dijo en redes sociales el director artístico de Ballet de Stuttgart, Tamas Detich.
¿Quién es Elisa Carrillo?
Originaria de Texcoco, Estado de México, inició su formación en la Escuela Nacional de Danza Clásica de su país natal. Después obtuvo una beca para la English National Ballet School en Londres, donde perfeccionó su técnica. Su carrera profesional despegó en el Ballet de Stuttgart, y más tarde alcanzó el máximo rango como Primera Bailarina del Staatsballett Berlin, convirtiéndose en una de las figuras más reconocidas del ballet a nivel internacional.
Además de su exitosa trayectoria en los escenarios, Carrillo ha demostrado un fuerte compromiso con la educación y la difusión de la danza. En 2010 fue nombrada Embajadora de la Cultura Mexicana, y a través de la Fundación Elisa Carrillo Cabrera, ha promovido el acceso a la danza para jóvenes talentos en México y otros países. En 2019, su excelencia artística fue reconocida con el prestigioso Prix Benois de la Danse, el equivalente al "Óscar" del ballet.
Con su nuevo nombramiento, Elisa sigue consolidando su legado como una de las bailarinas mexicanas más influyentes de la historia. Su ascenso a la dirección de la Escuela John Cranko no solo es un logro personal, sino también un motivo de orgullo para la danza en México y Latinoamérica.
Su historia inspira a nuevas generaciones de bailarinas a seguir sus sueños y a demostrar que el talento y la dedicación pueden abrir puertas en los escenarios más importantes del mundo.
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