Por: Ana Artigas; su pasión es ayudar a las personas a entender y transformar su salud desde la raíz.
Después de años de experiencia, entendí que la raíz de muchas enfermedades de hoy en día es la inflamación crónica. Síntomas como fatiga, desbalances hormonales, infertilidad, enfermedades autoinmunes, niebla mental y problemas digestivos son señales de este proceso. La inflamación no ocurre por casualidad, sino por nuestros hábitos y estilo de vida.
El 75 % del sistema inmune está en el intestino, por lo que cuidar nuestra alimentación es clave. Cuando la inflamación es aguda, el cuerpo responde de forma natural ante virus, bacterias o lesiones. Sin embargo, cuando se vuelve crónica, contribuye al desarrollo de enfermedades. Factores como el estrés constante, el sedentarismo, la falta de sueño y el consumo de alimentos procesados, gluten, lácteos, alcohol y azúcar favorecen este estado. La buena noticia es que podemos revertir la inflamación y recuperar el equilibrio con un enfoque integral.
Consiste en darle prioridad a alimentos reales que vienen de la tierra: frutas, verduras, grasas saludables y proteínas de buena calidad. Evitando gluten, lácteos, soya, azúcar, café y alcohol, ya que estos causan inflamación.
El estrés crónico se mete con nuestras demás hormonas (el estrés es una hormona llamada cortisol) y contribuye a la inflamación. Actividades como la meditación, respiración, yoga, estiramientos, lectura y contacto con la naturaleza ayudan a que regulemos el cortisol y promueven la calma.
Dormir bien es esencial para la reparación celular. La exposición a la luz del sol durante el día, evitar pantallas antes de dormir y establecer una rutina nocturna favorecen un sueño profundo.
Al subir el músculo sube nuestro metabolismo basal, por lo que nos hacemos más sensibles a la insulina y desinflamamos a nivel celular ya que tener una baja salud metabólica produce inflamación.
Mantener tus picos de glucosa estables, comiendo proteínas y grasas antes de los carbohidratos, moviéndote después de comer y evitando mucho líquido a la hora de las comidas.
Adoptar estos hábitos y suplementación, siempre de la mano de una asesoría profesional, no solo reduce la inflamación, sino que mejora la calidad de vida, la longevidad y la prevención de enfermedades.
La información proporcionada en este artículo es de carácter general y no debe considerarse como consejo médico. Consulta a una persona profesional de la salud para obtener recomendaciones personalizadas.
Ana Artigas es una nutrióloga funcional especializada en inflamación, salud hormonal y bienestar intestinal. Diseñando un programa antiinflamatorio integral, ha acompañado a más de 300 mujeres a reducir la inflamación a nivel celular y mejorar sus hábitos de manera sostenible.
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