La pregunta que debemos convertir en hábito

Tenerla en mente puede cambiar nuestra forma de vivir...

Hace unos años, me di cuenta de que estaba viviendo en piloto automático. Decía sí a compromisos que no me emocionaban, me cargaba de responsabilidades que no me correspondían y dedicaba mi energía a personas y situaciones que, en el fondo, no sumaban a mi vida. Fue en uno de esos días de agotamiento extremo cuando me hice la pregunta que cambió todo: ¿Esto aporta a la vida que quiero?

Desde entonces, me obligo a hacerme esa pregunta con cada decisión que considero valiosa y compleja. Porque, seamos honestas, cuántas veces actuamos por inercia, por miedo al conflicto o simplemente porque no nos paramos a pensar en lo que realmente queremos. 

Hacer de esta pregunta un hábito ha sido revolucionario. Me ha ayudado a decir "no" sin culpa, a soltar relaciones que pesaban más de lo que sumaban, a elegir proyectos que resuenan con mi esencia y hasta a simplificar las cosas que se quedan en mi casa. Creo que lo más interesante de esta interrogante, es que nos obliga a pensar en nuestro bienestar en todos los niveles posibles. 

No se trata de ser egoístas, sino de ser selectivas con nuestra energía. Porque cada vez que decimos "sí" a algo que no nos aporta, le estamos diciendo "no" a algo que sí podría hacerlo. Y ojo, esto aplica en todos los aspectos: en el trabajo, en la amistad, en el amor, en los hábitos, en la rutina. 

¿Ese plan de viernes en el que no quiero estar? No aporta. ¿Ese café con una amiga que me escucha y me hace reír? Aporta. ¿Esa relación que me drena y me llena de dudas? No aporta. ¿Ese hobby que me hace sentirme útil y me divierte? Definitivamente sí.

La vida es un rompecabezas en el que cada pieza debería tener sentido. Y aunque a veces nos equivoquemos poniendo una donde no va, siempre podemos hacer espacio para las correctas. La clave está en preguntarnos constantemente si lo que estamos eligiendo nos acerca o nos aleja de la vida que queremos. Porque siendo honesta, creo que de eso se trata: de construir una vida que se sienta nuestra, auténtica, y que nos haga despertar cada mañana con ganas de vivirla.